La historia transcurre en el lejano oeste, en la época en la que ser buscador de oro era una profesión como tantas otras.
Una carreta en la cual van dos pasajeros tiene un accidente, cayendo por un terraplén, y quedando ésta destrozada en mil pedazos. Un forastero que deambulaba por allí, corre al encuentro de la carreta, para intentar socorrer a los posibles supervivientes de la misma. Cuando llega al punto del accidente, descubre que uno de los pasajeros ha muerto, y que el otro está aturdido por los golpes recibidos en el accidente.
Cuando el pasajero se recupera de los impactos, deciden enterrar el cadáver, descubriendo, asombrados, a medio cavar la fosa, un filón de oro.
En ese mismo momento los dos hombres forman una sociedad en la cual lo compartirán todo, casa, beneficios, y todo aquello que venga.
Poco a poco, debido al auge que tiene la búsqueda de oro, la ciudad va creciendo, y lo que era un poblado con dos casa, se ha convertido ahora en una gran urbe. Sin embargo, ese aumento de la población se paraliza cuando por los alrededores descubren que ya no hay oro, y los habitantes se trasladan a los pueblos colindantes.
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