El científico H.G. Wells vive en Gran Bretaña, a finales del siglo XIX, y estudia la posibilidad de descomponer las células haciendo de esta manera posible los viajes en el tiempo.
Fruto de esta investigación, crea un prototipo en miniatura, para mostrarlo a sus colegas científicos. Al realizar la prueba, el prototipo desaparece. El doctor Wells asegura que, a pesar de haber desaparecido el artilugio, se encuentra allí aún, pero transportado a otra época. Sin embargo, a los científicos presentes esta prueba no acaba de convencerles, no quedándoles nada claro que sea cierta la afirmación de Wells.
Éste, en cambio, lo tiene tan claro que decide poner en marcha el modelo original, siendo él mismo el conejillo de indias. Una vez puesto en marcha, verá cómo avanza el tiempo a gran velocidad, indicándole la máquina el paso de los años. Cuando llega al año 1966, decide parar la máquina para saber cómo ha evolucionado la humanidad.
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