Katherine da a luz a un bebé muerto. Su marido, el diplomático Robert Thorn, le oculta la verdad para evitar que sufra, y negocia la adopción de un bebé recién nacido que ha sido abandonado en un orfanato, presentándolo a su esposa como el suyo propio.
Al niño le ponen el nombre de Damien. En su quinto cumpleaños sus padres son ya conscientes de que no es un niño normal, y que hay demasiadas muertes a su al rededor, como la de su niñera que aparentemente se ha suicidado.
Un sacerdote amigo de los Thorn, se percata de que el niño puede ser la reencarnación del demonio y tratará de avisarles, pero, ya una vez con todas las pruebas en su haber que confirman sus sospechas, el sacerdote tiene un terrible accidente y fallece.
Todos los sucesos extraños que parecen rodear a Damien hacen que por fin Robert Thorn decida consultar a los padres Bernnan y Spilleto. Éstos le dicen que si de verdad cree que es el diablo debe buscar su marca, o sea, los tres seises en su cabeza.
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