El matrimonio formado por Rosemary y Guy, deciden mudarse de casa y se trasladan a un apartamento junto a Central Park. Lo hacen desoyendo los consejos de un amigo, el cual les advierte de que el apartamento al que van a ir está maldito.
Cuando llegan a su nueva casa, enseguida se hacen amigos de un matrimonio de edad avanzada vecinos suyos. Son una pareja muy atenta y amable, que está pendiente de ellos y les colma de atenciones. Aunque quizá demasiado, porque poco a poco se van introduciendo no sólo en sus casas sino también en sus vidas.
Al poco, Rosemary queda embarazada. A partir de aquel momento, empezará a percibir cosas extrañas e inexplicables que le harán llegar a la conclusión de que hay algo misterioso en torno a su embarazo.
Es una película genial, en la que el espectador siente, al igual que la protagonista, que algo siniestro está ocurriendo, a pesar de que todo lo que se observa en pantalla son situaciones normales y cotidianas. Pero la tensión va creciendo a medida que el largometraje avanza, consiguiendo el director que, sin verse nada fuera de lo corriente, el espectador se mantenga sobrecogido percibiendo en la atmósfera algo terrorífico.
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