Nadie es perfecto

Walt Koontz (Robert De Niro), es un ex-marine de cincuenta años, un hombre de acción, homofóbico, ultraconservador, y orgulloso de serlo.

Rusty (Philip Seymour Hoffman) es un travesti, y vecino de Walt, quien no puede soportarlo.

Una noche, Walt oye unos ruidos en el edificio y, pertrechado con su viejo revólver de trabajo, sube las escaleras para prestar auxilio.

Sin embargo, sus intenciones no se cumplirán, pues Walt recibe una paliza brutal y cae al suelo inmovilizado y semiparalizado por una embolia.

Su recuperación pasa por un programa de ayuda que incluye, entre otras cosas, clases de canto.

Y debera tomarlas nada menos que con su vecino Rusty, que tambien es cantante.
Entre ambos comenzará a desarrollarse un frágil vínculo poco convencional.